Entrenamiento en habilidades sociales

 


Esta técnica es un proceso directo y sistemático de enseñar estrategias y habilidades interpersonales a los individuos con la intención de mejorar su competencia interpersonal individual en clases especificas de situaciones sociales. Sus premisas subyacentes son (Labrador, 2009):

- Las relaciones interpersonales son importantes para el desarrollo y el funcionamiento psicológico. 

- La falta de armonía interpersonal puede contribuir  o conducir a disfunciones y perturbaciones psicológicas. 

- Ciertos estilos y estrategias interpersonales son más adaptativos que otros estilos y estrategias para clases especificas de encuentros sociales.  

- Estos estilos y estrategias interpersonales pueden especificarse y enseñarse.

- Una vez aprendidos esos estilos y estrategias, mejoran la competencia en situaciones específicas.

- La mejora en la competencia interpersonal puede contribuir o conducir a la mejoría en el funcionamiento psicológico. 

El formato básico del entrenamiento en habilidades sociales incluye identificar primero, con la ayuda del paciente, las áreas específicas en las que éste tiene dificultades. Una vez identificadas las conductas problema, analizamos por qué el individuo no logra comportarse de forma socialmente adecuada. Antes de comenzar con el entrenamiento en sí, es importante fomentar la motivación hacia el entrenamiento que va a tener lugar. 

Con frecuencia es necesario enseñar al paciente a relajarse y mantener el autocontrol antes de que aborde determinadas situaciones problemáticas. Ya en el entrenamiento, consideramos, en una primera fase, la construcción de un sistema de creencias que mantenga el respeto por los propios derechos personales y por lo derechos de los demás. Una segunda fase, consiste en que el paciente entienda y distinga entre respuestas asertivas, no asertivas y agresivas. Una tercera fase aborda la restructuración cognitiva de los modos de pensar incorrectos. La cuarta y ultima etapa constituye el ensayo conductual de las respuestas socialmente adecuadas.   


El ensayo de conducta

El ensayo conductual es el procedimiento más frecuentemente empleado en el entrenamiento de habilidades sociales. Por medio de dicho procedimiento se representan maneras apropiadas y efectivas de afrontar las situaciones de la vida real que son problemáticas para el paciente. Los objetivos del ensayo de conducta consiste en aprender a modificar modos de respuesta no adaptativos, reemplazándolas por nuevas respuestas (Caballo, 2007).

En el ensayo de conducta el paciente representa cortas escenas que simulan situaciones de la vida real. Se le pide al paciente que describa brevemente la situación problema real y que posteriormente haga el papel de como haría frente a esa situación. El profesional en psicología interpreta el otro papel y le va indicando como hacer frente a la situación de forma mas asertiva, ademas de que brinda retroalimentación al respecto. 


Modelado

La exposición del paciente a un modelo que muestre correctamente la conducta que esta siendo el objetivo del entrenamiento permitirá el aprendizaje observacional de ese modo de actuación. El modelo suele ser representado por el terapeuta o por algún miembro del grupo y puede presentarse en vivo o grabado en video. 

Cuando el paciente observe el modelado es importante indicarle que preste atención tanto al lenguaje verbal como el no verbal. Ademas la conducta a mostrar en el modelado debe ser lo mas parecido posible a lo que la persona experimentara en su vida cotidiana, por ejemplo, si las dificultades se están experimentando en la interacción con los compañeros de trabajo, el modelado debe emular esa situación. 


Estrategias de autocontrol  

Los procedimientos de autocontrol, incluyendo el entrenamiento de los pacientes para auto vigilar su conducta, para evaluar objetivamente su actuación, y para otorgarse las consecuencias apropiadas, previamente determinadas, pueden mostrarse como medio potentes para la generalización de conductas asertivas.     

En concreto se le enseña a la persona a estar al tanto de los siguientes aspectos:         

1. Reacciones fisiológicas: el aumento del ritmo cardiaco y respiratorio, la sudoración, los temblores y el tartamudeo son signos fisiológicos claros de que la persona esta ansiosa, por lo que si la persona identifica estos factores, debe proceder a aplicar estrategias compensatorias como ejercicios de relajación y visualización.  

2. Reacciones emocionales: las persona que tiene deficiencias en las habilidades sociales pueden ponerse agresivas cuando se les contradice o irse al otro extremo y mostrarse muy pasivas, en ambos casos es necesario llevar a cabo ejercicios destinados a desarrollar la asertividad.   

3. Lenguaje no verbal: de este aspecto se hablara a mayor profundidad en el próximo punto, pero en general deben evitarse aquellos rasgos corporales que denotan ansiedad e inseguridad. 


Comunicación no verbal y escucha activa

El entrenamiento en habilidades sociales no se limita solo al aspecto puramente verbal, sino que debe tomarse en cuenta la comunicación no verbal y la escucha activa (Chen, 2016).

En cuanto a la comunicación no verbal es importante:

Mirar a los ojos a la persona sin intimidar: muestra transparencia, sinceridad, confianza en sí mismo.

Apertura de brazos: capacidad de comunicación.

Asentir con la cabeza: muestra interés hacia lo que dice la persona, es un indicador de la escucha activa.

Tener una postura erguida, pero no rígida. 

Ademas hay que evitar:

Manos en los bolsillos: expresan desinterés o intenciones ocultas.

Manos en las caderas: suponen una actitud desafiante.

Brazos cruzados: indican estar a la defensiva.

Manos en la cara: tocarse o rascarse indica ansiedad. Frotarse la frente transmite cansancio o calor. Ponerse la mano en la boca denota inseguridad.

Para fomentar la escucha activa se debe:

Emitir palabras de refuerzo: me parece bien que busques ayuda, esto es un primer paso importante.

Parafrasear: “¿Quieres decir que te sentiste de esta manera...?”.

Resumir: aspectos importantes de la conversación.

Hacer preguntas: clarificar la información que ha recibido y mostrar interés por lo que el emisor intenta comunicar.

No rechazar las emociones que el otro manifiesta. No minimizar el problema de la otra persona. No juzgar. No interrumpir. No cuentes tu propia historia. 


Tareas para la casa

Las tareas para la casa son una parte esencial del entrenamiento en habilidades sociales. Lo que sucede en la vida real proporciona material que servirá para los ensayos. Entre las tareas que se mandan a los pacientes se encuentran el registro de su nivel de ansiedad en situaciones determinadas, el registro de situaciones en las que han actuado habilidosamente, así como aquellas en que le hubiera gustado actuar de otra forma. 

Una vez se hayan identificado las situaciones ansiógenas y se ha practicado con la persona  las estrategias antes mencionadas, las tareas para la casa pasan a centrarse en la puesta en practica de lo aprendido en la vida cotidiana. Este proceso es progresivo y se empieza por aquellas situaciones que generan menor ansiedad y una vez han sido dominadas se pasa a las de mayor dificultad. 


Bibliografía

Caballo, V (2007). Manual de evaluación y entrenamiento de las habilidades sociales. Madrid: Editorial siglo XXI.  

Chen, D (2016). Stress management and prevention: applications to daily life. New York: USA. Taylor & Francis. 

Labrador, F (2009). Técnicas de modificación de conducta. Madrid: Psicología Pirámide.

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