Psicofisiología de la empatía
Introducción
La empatía es la capacidad de identificarse con otra persona hasta comprender sus pensamientos y sus estados de animo (Galimberti, 2002, p. 383).
La empatía desempeña un papel crucial en nuestras relaciones sociales, nuestra capacidad para cooperar y nuestra comprensión del mundo que nos rodea. En esta entrada del blog, exploraremos la psicofisiología de la empatía, es decir, cómo nuestro cerebro y nuestro cuerpo responden cuando mostramos empatía hacia los demás.
Psicofisiología de la empatía
Cuando observamos a alguien experimentando una emoción, como la tristeza o la alegría, nuestro cerebro activa una red de regiones específicas que nos permiten comprender lo que esa persona está sintiendo. Estas regiones incluyen la corteza prefrontal, el giro temporal superior, la ínsula y el sistema de espejo neuronal.
La ínsula se encuentra en la parte interna de la corteza, en esta zona confluyen las sensaciones viscerales presentes en los diferentes estados emocionales e integra información cognitiva, afectiva, sensorial y autonómica. De esta manera posibilita la conciencia de los procesos emocionales y, por lo tanto, la producción de sentimientos (Collado, 2017, p. 272).
Para la identificación de estructuras cerebrales implicadas en la respuesta y reconocimiento emocional, los estudios de imageneología cerebral, han posibilitado extender de manera notable la investigación sobre las emociones a sujetos sanos... se ha observado en el reconocimiento de rostros la participación del giro fusiforme, el giro occipital inferior, el surco temporal superior y el polo temporal anterior. (Fernández, Dufey y Mourgues, 2007).
Se denominan neuronas espejo a cierta clase de neuronas que se activan cuando un individuo ejecuta una acción y cuando observa esa misma acción al ser ejecutada por otro individuo, especialmente un congénere. Las neuronas del animal «reflejan» el comportamiento del otro, como si el observador estuviera realizando la acción. De allí su nombre de «espejo». En las neurociencias se supone que estas neuronas desempeñan una función importante dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía y la imitación (Iacoboni, M, 2009).
La Respuesta fisiológica de la empatía
La empatía no solo afecta nuestro cerebro, sino que también tiene un impacto en nuestro cuerpo. Cuando sentimos empatía por alguien, nuestro sistema nervioso autónomo se activa, lo que regula una variedad de funciones corporales involuntarias. La empatía puede generar una respuesta de estrés suave, conocida como "respuesta de estrés empático", que es similar a la que experimentamos cuando estamos en una situación estresante.
Esta respuesta puede incluir un aumento en la frecuencia cardíaca, la sudoración y la activación del sistema endocrino, lo que libera hormonas como el cortisol y la oxitocina. El cortisol está relacionado con la respuesta al estrés, mientras que la oxitocina, conocida como "la hormona del amor", está implicada en la formación de vínculos sociales y la conexión emocional.
Conclusión
La empatía también puede influir en la liberación de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que están asociados con el bienestar emocional y la regulación del estado de ánimo. Estas respuestas fisiológicas pueden variar según el grado de empatía que sintamos hacia la otra persona y la intensidad de sus emociones.
Es interesante destacar que la empatía puede ser influenciada por factores individuales y contextuales. Algunas personas pueden ser naturalmente más empáticas que otras debido a diferencias en la estructura y funcionamiento de su cerebro. Además, el contexto social y cultural también puede afectar la forma en que expresamos y experimentamos la empatía.
La empatía no solo beneficia a la persona que la recibe, sino que también tiene efectos positivos en el empático. Al conectarnos emocionalmente con los demás, fortalecemos nuestros lazos sociales y promovemos una mayor comprensión y colaboración. La empatía también puede tener un efecto terapéutico, ya que puede reducir el estrés y mejorar el bienestar general.
En conclusión, la empatía es una habilidad compleja que involucra tanto nuestro cerebro como nuestro cuerpo. A través de la activación de regiones cerebrales específicas y la respuesta fisiológica, podemos comprender y compartir las emociones de los demás. Fomentar la empatía en nuestras vidas puede tener un impacto positivo tanto en nuestras relaciones personales como en nuestra sociedad en general.
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Bibliografía
Collado, P (2017). Psicología fisiológica. Madrid: UNED.
Fernández, A; Dufey, M y Mourgues, C (2007). Expresión y reconocimiento de emociones: un punto de encuentro entre evolución, psicofisiología y neurociencias. Revista Chilena de Neuropsicología. 2, 8-20.
Galimberti, U (2002). Diccionario de psicología. Buenos Aires: Siglo XXI.
Iacoboni, M (2009). Las neuronas espejo. Capellades: Romanyà Valls S.A.
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