Reserva cognitiva

El modelo de reserva cognitiva se propone como una forma de explicar la variabilidad interindividual en el desempeño cognitivo tanto en sujetos normales jóvenes, como en el envejecimiento y en algunas otras patologías que generan afectaciones de la función cognitiva. Desde este modelo el cerebro es capaz de compensar deficiencias gracias a los recursos que se han ido formando a través de experiencias de vida (Reynoso, Guidot, Diaz, 2018). 



Historia

En la década de 1980 Snowdon inició un estudio longitudinal en un grupo de 678 miembros de una congregación de monjas, de edades entre 75 y 102 años. Los cerebros postmortem revelaron características neuropatológicas compatibles con la Enfermedad de Alzheimer en un número significativo de participantes, aun cuando varias de ellas mostraban sólo leves alteraciones cognitivas que no podían considerarse demencia. Dado que existían claras diferencias cognitivas entre las participantes (algunas presentaban síntomas de demencia y otras una vejez saludable), Snowdon (2003) describe dos factores para explicarlas: a) el grado de la patología presentado en el cerebro y b) el nivel de resistencia de la expresión clínica de la neuropatología, ya que algunas participantes presentaron un nivel alto de patología en la necropsia, pero pocos o ningún síntoma en vida.

Las manifestaciones clínicas de la demencia estaban relacionadas con el nivel educativo y las capacidades intelectuales de las participantes. En el grupo de mayor nivel educativo y mayor nivel intelectual hubo mayores discrepancias entre las manifestaciones clínicas y los hallazgos neuropatológicos postmortem. Snowdon propone que la expresión clínica de las alteraciones cerebrales de la enfermedad de Alzheimer pueden ser moduladas por una mayor reserva, formada a lo largo de la vida.


Factores

Dentro de las experiencias de vida vinculadas con los niveles de reserva cognitiva se pueden mencionar el nivel educativo, el grado de complejidad implicado en la actividad laboral, la realización de actividades físicas, de esparcimiento, algunos factores vinculados con el estilo de vida, el bilingüismo y algunas actividades de estimulación cognitiva.


Educación y complejidad laboral

Son numerosos los estudios que muestran el efecto protector de esta variable en el envejecimiento cognitivo, y se constata que el bajo nivel educativo, al tiempo que el analfabetismo asociado, es el factor de riesgo de mayor relevancia sociosanitaria para la demencia (Díaz, Buiza y Yanguas, 2010).


Actividad física 

De como puede la actividad física reducir el riesgo de deterioro cognitivo, se han planteado diferentes mecanismos, como son la reducción del riesgo cardiovascular, la reducción de la inflamación, el aumento de la producción de factores tróficos y la neurogénesis (Díaz, Buiza y Yanguas, 2010).


Actividades de ocio y estilo de vida

Parece haber una creciente evidencia epidemiológica de que un estilo de vida caracterizado por una mayor implicación en actividades de ocio, de naturaleza intelectual y social, esta asociada con un deterioro cognitivo mas lento en personas mayores sanas. Mas específicamente, aquellos ancianos que tienen mas actividades de ocio presentan un 38% menos de riesgo de desarrollar demencia (Díaz, Buiza y Yanguas, 2010).


Bilingüismo

El bilingüismo, entendido como el uso constante de 2 idiomas a lo largo de los años, podría influir en el mantenimiento del funcionamiento cognitivo y en retrasar el establecimiento de síntomas de demencia en la tercera edad. Con una muestra de 184 pacientes con diagnostico de demencia (un 51% eran bilingües), se vio que los bilingües mostraron síntomas de demencia 4,1 años mas tarde que los monolingües (Bialystok, Craik, Freedman, 2007).


Actividad mental y estimulación cognitiva

Recientemente, se evaluó la actividad mental en personas mayores sanas, comparando longitudinalmente los cambios del hipocampo y del volumen cerebral como un todo a lo largo de 3 años, y se hallo que los altos niveles de actividad mental a lo largo de la vida están correlacionados con una tasa reducida de atrofia hipocampica  (Valenzuela,  Sachdev, Wen, Brodaty, 2008).


Implicación clínica 

El modelo de reserva cognitiva parece apropiado para comprender la discrepancia en la ejecución cognitiva entre pacientes con patologías semejantes que afectan la cognición. Su inclusión en el diagnóstico clínico es fundamental ya que permitirá tener una mejor idea sobre el pronóstico. También es importante considerar el nivel de reserva cognitiva como un factor con impacto en los resultados del tratamiento, por lo que tenerlo presente puede ayudar a desarrollar estrategias de intervención más adecuadas (Sumowski & Leavitt, 2013). 

Como medida de prevención, la reserva cognitiva se puede considerar como un factor capaz de desarrollarse en cualquier etapa del ciclo vital, que puede favorecer el retraso o la atenuación del deterioro, por lo que se deben procurar estrategias para promover su formación en todas las etapas de la vida. Un punto importante en este contexto es que la reserva cognitiva, más que una entidad preestablecida durante el desarrollo, es un proceso dinámico tanto en el desarrollo como en el envejecimiento, que posee una implicación crucial para la función cognitiva en las etapas tardías de la vida.


Bibliografía

Bialystok, E; Craik, EI; Freedman, M (2007). Bilingualism as a protection against the onset of symptoms of dementia. Neuropsychologia. 45, 459 - 464. 

Díaz, U; Buiza, C y Yanguas, J (2010). Reserva cognitiva: evidencias, limitaciones y líneas de investigación futura. Revista Española de Geriatría y Gerontología,  45, 150 - 155. 

Reynoso, V; Guidot, M y Diaz, J (2018). Modelo de reserva cognitiva: orígenes, principales factores de desarrollo y aplicabilidad clínica. Revista Mexicana de Neurociencia, 19, 62 - 73. 

Snowdon, D (2003). Healthy Aging and Dementia: Findings from the Nun Study. Annals of Internal Medicine, 139, 450 - 454. 

Sumowski, J & Leavitt, V (2013). Cognitive reserve in multiple sclerosis. Multiple Sclerosis Journal, 19, 1122 - 1127. 

Valenzuela, M; Sachdev, P; Wen, C; Brodaty, H (2008). Lifespan mental activity predicts diminished rate of hippocampal atrophy. PloS One, 3, 1 - 6. 

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